Apuntes pos-neoliberales Por Vladimir Parra

“Yo quise imaginarme como tú en tu canción, extintas la avaricia, el hambre, la codicia
la guerra y la ambición. Yo quise imaginarme en paz, sin posesión. Sin látigo ni dueño, tan solo atado al sueño que soñó tu razón.” Luis Eduardo Aute, imaginación.

Innumerables voces se han levantado para dar su punto de vista acerca de la pandemia. Diversos personajes en todo el mundo declararon, opinaron, disertaron, explicaron y aún lo hacen, sobre el coronavirus. Se ha hablado sobre lo que se hizo, sobre lo que se hace y también sobre lo que falta por hacer. Han aprovechado para señalarse culpables entre unos y otros de distintos bandos, médicos, políticos, económicos, sociales, religiosos, culturales.

La pandemia tiene tantos portavoces e interpretaciones porque marca una crisis no solo de salud y económica sino civilizatoria y del sistema capitalista, que por más de dos siglos ha enunciado un supuesto progreso que ha puesto en peligro al medio ambiente y a la humanidad misma, al poner al capital y a las mercancías por encima de los seres humanos, lo que ha traído pobreza, miseria, guerras, hambre y violencia en la mayor parte del planeta.

Ante las circunstancias, nuestro presidente AMLO ha reflexionado profundamente sobre lo que esta pandemia nos ha dejado y me he detenido a leer el manifiesto que nos compartió acerca de algunas lecciones. 

Andrés Manuel dice, y con razón, que la pandemia puso en evidencia las carencias sociales, culturales y económicas que existen en México, acumuladas por años de despreocupación y de falta de inversión en el tema de salud de los gobiernos neoliberales, de los organismos internacionales y de la propia población, que no prioriza el comer saludable y el hacer ejercicio como elementos importantes en su diario vivir. Somos un país de personas con obesidad, hipertensión y diabetes y eso tiene que cambiar.

Necesitamos mirar al mundo y al interior de nosotros mismos, pero desde otras perspectivas, desde otros valores, desde una perspectiva más amplia. Humanista, propone AMLO, donde lo que importe sean los seres humanos y su bienestar, en concordancia con las leyes de la naturaleza y protegiendo el planeta. Desde Pepe Mujica hasta el Papa Francisco, hay una denuncia de este capitalismo que acaba con todo en el planeta: plantas, humanos, agua, tierra, animales diversos. Ninguno escapa a su voracidad implacable. Es necesario mirar de otra forma, convivir de otra manera. Leonardo Boff llama a esto, ética planetaria. Para él, son tres los motivos para replantear los valores que sostienen la forma en cómo las personas nos relacionamos, social, económica, política y culturalmente: la crisis social, la crisis del sistema de trabajo y la crisis ecológica. En estas tres crisis, podemos situar la pandemia ocasionada por el coronavirus, ya que su existencia ha invadido todos los ámbitos de la vida del planeta.

Boff propone nuevos valores que, en lugar del dinero, pongan a la naturaleza y a la humanidad en el centro de la importancia y de los esfuerzos de los gobiernos, instituciones e individuos, para desde ahí, transformar nuestras formas actuales de convivencia. Es necesario, como dice Boff, una visión ecocéntrica, en sustitución a la mirada egocéntrica del neoliberalismo.