Huele a campañas: pensemos en educación Blanca F. Góngora

Blanca F. Góngora

De unos días a la fecha empezó todo: algunos pintan bancas o jueguitos oxidados de los parques, otros regalan cubrebocas, otros llevan despensas o frutas y verduras de la región hasta las puertas de las casas, otros ofrecen cursos gratuitos en las colonias, otros promocionan pequeñísimos actos culturales en alguna esquina olvidada, otros han habilitado «cibers» para que los que no tienen internet en casa vayan y hagan sus tareas, otros difunden casa por casa sus informes de actividades y así como estos, muchos ejemplos más que no nos dejan ni la menor duda de que el olor a elecciones ya empezó.

Será interesante observar su postura ante los temas de educación de nuestro estado, pues por lo general tienden a pensar que son asuntos del gobierno central o del estatal en turno y no se atreven a hacer más. Quizá piensan que hay programas para todo y no saben que los programas se oyen muy pomposos pero luego son de cortos alcances y no pueden resolver problemáticas de fondo ni de gran extensión.

Los que buscan ser candidatos andan haciendo acto de presencia por doquier y algunos suelen tomarse fotos y describirlas en sus redes sociales como “visité la colonia tal para conocer de viva voz sus necesidades” lo que creo es ofensivo porque es señal contundente de que antes de estos tiempos electoreros nunca se asomaron por eso lugares y ni cuenta se dieron de todas las carencias que estos grupos sociales padecen. Suelen repartir dos o tres bolsas de plástico con despensas y tomarse la foto, lo que también debería ser prohibido ya, porque es una falta de respeto usar a los otros para mostrar la propia bondad. Es de pronto tan grande el obnubilamiento en las campañas que algunos actores olvidan por completo las funciones del puesto que ostentan; por ejemplo, si son legisladores se olvidan de legislar y se ponen a pintar machuelos, o si son regidores olvidan la verdadera razón de ser de su trabajo en el municipio y se ponen a cortar matujos y ramas secas de árboles caídos para que la sociedad vea que ellos sí están para ayudar al pueblo, pero bueno; como nunca es tarde y como están próximos a acercarse a todos los grupos sociales habidos y por haber: clubes de futbol. comités de barrio, sindicatos, etcétera, pues quizá sea tiempo de aprovechar su preocupación y ganas de hacer el bien y comentarles que al menos en educación podrían encontrar la autopista con mucho por hacer que los haga trascender y que no sería del todo complicado pues es un trayecto que ya conocen, todos pasaron por educación básica por ejemplo y si no se han dado cuenta, por lo general (con excepciones claro) todo sigue igual: si un día regresan a la primaria donde estudiaron se darán cuenta que siguen faltando bibliotecas (eso no debería seguir pasando, son tan importantes en la educación que si tan solo ese fuera su proyecto a realizar ganarían no solo el reconocimiento sino la apreciación real de muchas generaciones), material deportivo, baños en excelentes condiciones y con jabón, toallas y papel de baño, alimentos para que en los recreos nadie se quede sin comer, aires acondicionados y ventiladores para que los niños puedan estudiar en condiciones más confortables, canchas en buenas condiciones y no esas polvaredas con sol apabullante donde nuestros alumnos suelen jugar futbol. Si preguntan a los maestros pueden enterarse no solo de las condiciones laborales de los mismos, también de las problemáticas de su comunidad y de las carencias que sufren las familias de sus alumnos, los maestros son buenos termómetros que conocen bien los males (y bienes) de sus comunidades y podrán gustosamente guiarles para que más que unas pelotas cada diciembre o día del niño puedan los políticos trabajar por acciones educativas (y sociales) de mayor trascendencia. No permitamos que pasen por todo este proceso sin darse cuenta de que en las escuelas hay mucho por hacer y todos los involucrados (docentes, estudiantes, familias, comités de barrio) en ellas, estarán felices de ver materializarse todas las propuestas y buenas intenciones.