Morena y el PRIAN de cara al 2021– En opinión de Mtro. Abel Palomera Meza

En opinión de Mtro. Abel Palomera Meza

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es, desde el año 2018, el partido gobernante en México. Tiene en su haber la Presidencia del país, el 47% de los integrantes de la Cámara de Senadores y el 51% de los integrantes de la Cámara de Diputados, así como controla el 65% de los congresos locales. También, ha incursionado de manera exitosa en las gubernaturas y presidencias municipales. A la fecha, Morena es gobierno en 6 entidades federativas (Ciudad de México, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Puebla y Baja California) y en 334 municipios (el 14% del total nacional). Mediante la premisa de campaña de ser La Esperanza de México y denominar como enemigo político de México al PRIAN, ha logrado despojar al PRI y al PAN de gran parte de las posiciones de representación popular que habían monopolizado u oligopolizado por años.

Con ese terreno ganado, Morena tiene la obligación de buscar refrendar y asentarse en las posiciones conquistadas hace más de un año en el proceso electoral de 2018 y que se volverán jugar, así como sumar adicionales que también estarán en competencia. El 6 de junio de 2021 será una prueba importante para Morena a fin de consolidarse como partido dominante en el país, es decir, fuerza política que continúe teniendo influencia determinante sobre el diseño institucional y destino de la nación (dar vida y robustecer a la 4ª transformación) o, por el contrario, retroceder ante una embestida del PRIAN sustentada en su experiencia política, su deseo de poder, el bien aceitar sus estructuras territoriales-electorales y el lograr alianzas estratégicas. Y es que si una finalidad debe tener Morena como partido político es obtener el poder, pero también, una vez conseguido -como sucedió en 2018-, debe ser su objetivo, preservarlo. El éxito de la 4ª transformación depende de ello.

Con tres partidos grandes (Morena, PRI y PAN), uno emergente (Movimiento Ciudadano) y dos satélites (PT y PVEM), así como varios nacientes, los que aún dependen de la validación que realice el Instituto Nacional Electoral en próximas fechas, el 2021 será decisivo para la consolidación de un “nuevo régimen” o el regreso del llamado “régimen conservador”. Estará en juego la Cámara de Diputados; 8 Gubernaturas en las que actualmente gobierna el PRI (Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas); 1 en la que gobierna el PRD (Michoacán); 4 en las que gobierna el PAN (Baja California Sur, Chihuahua, Nayarit y Querétaro); 1 de gobierno independiente (Nuevo León); y 1 en que es gobierno Morena (Baja California). De similar manera, los partidos competirán por obtener o quedarse, según sea el caso, 30 congresos locales y 1,926 ayuntamientos.

La mira de Morena estará puesta, por orden de importancia, primero, en la Cámara de Diputados, en la que el Presidente de México, licenciado Andrés Manuel López Obrador, requiere refrendar la mayoría con que actualmente cuenta, a fin de continuar con su agenda de reformas a leyes secundarias. En segundo lugar, el foco estratégico del primer círculo decisorio de Morena estará puesto en los congresos locales, los que, de conservar el control en la mayoría de ellos, se podrá continuar operando el aval requerido para aprobar reformas constitucionales determinantes que instauren la 4ª transformación, prioritaria para el Presidente. En tercer nivel, están las Gubernaturas que, como dijimos, sólo una está actualmente en manos de Morena. Es desde los Gobiernos Estatales que en la actualidad se orquesta la oposición más férrea a las ideas y políticas del Presidente, y en las que se contrasta de manera clara las formas de gobernar de las distintas fuerzas partidistas. Las presidencias municipales son relevantes pero están al final del ajedrez político que jugará Morena pues, con o sin ellas, se puede continuar el proceso de transformación iniciado en 2018 para el país.

¿Cuál es el pronóstico de resultados electorales para el 6 de junio de 2021? Depende de que se decida y tenga la capacidad de formar alianzas o coaliciones electorales. Un primer horizonte es en el que todos los partidos participen sin alianza o coalición alguna. En éste, Morena podría tener mayores posibilidades tanto de conservar lo hasta ahora ganado como de avanzar en la obtención de más posiciones, pues su preferencia es, por sí sola, alta y suficiente, aunado a un crecimiento moderado de Movimiento Ciudadano y a una mayor descomposición del voto priista y panista. Este pronóstico aplica por igual a las Diputaciones Federales, Congresos Estatales, Gubernaturas y Presidencias Municipales. Un segundo horizonte es en el que se dan alianzas o coaliciones basadas en experiencias de elecciones anteriores, las que serían Morena-PT, PAN-PRD-MC y PRI-PVEM. Aunque habría más competencia, las posibilidades aun estarían del lado de Morena, pues serían una cuasi repetición de la elección de 2018.

En un tercer horizonte, los comités estratégicos o consejos de decisión de los partidos políticos englobados en el PRIAN, basados en la evidencia de encuestas que ofrecen datos duros convergentes, y por conveniencia práctica, impulsarían establecer una alianza o coalición PRI-PAN, a la que podrían unirse Movimiento Ciudadano y PRD. Esa unión de partidos competiría con otra formada por Morena-PT y, en caso de formalizarse el actual diálogo que tienen, se les sumaría el PVEM. En este tercer horizonte, el PRIAN fortalece su capacidad para competir y podría inclinar a su favor, al menos, mayoría en la Cámara de Diputados, igualar control en el número de Congresos Estatales y conservar Gubernaturas. Este horizonte es el menos deseable para Morena y el Presidente de México, aunque depende mucho de la capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos de los dirigentes de partidos. Para evitar este pronóstico, Morena estaría obligado a desactivar o desincentivar la participación de Movimiento Ciudadano con el PRIAN.

Por lo pronto, el PAN ha mencionado no tendría alianza con su enemigo histórico que es el PRI, así como Movimiento Ciudadano ha dicho públicamente, en repetidas ocasiones, que competirá solo en el proceso electoral de 2021. Por su parte, Morena ya ha dicho podría ir junto con PT y PVEM. Un proceso que tendrá inicio formal en septiembre de este año 2020, con las sesiones preparativas del INE y de los OPLES. Se equivocan quienes afirman que el resultado favorece, desde ya, a Morena, así como quienes dicen que el PRI está acabado. Digámoslo como es: en elecciones y previo a éstas las decisiones no se guían buscando el bien del país y de la gente, sino esperando conquistar, conservar y acrecentar el poder político y de representación que se tiene y puede tener. En este entendido, el 2021 lo ganará quien más aciertos tenga al calcular aritmética electoral y quien se mimetice, más allá de ideologías y enfoques históricos partidistas, con las necesidades y deseos de los diversos segmentos electorales. El 2021 será, más que cualquier otro proceso electoral, estratégico y pragmático; cosas que se les da bien al PRIAN y en las que Morena es, apenas, nuevo.