Navidad en las escuelas: cooperemos

Blanca F. Góngora

Huele a posadas escolares y las maestras y maestros andan ya en los preparativos, así que no se extrañe usted si entre las publicaciones del Facebook encuentra alguna pidiendo ayuda, donaciones o ser padrinos navideños porque los docentes suelen recurrir a estas publicaciones para hacer de la posada escolar un momento inolvidable.

Los docentes que piden ayuda no escatiman ni su tiempo ni su gasolina ni sus deseos de hacer felices a sus alumnos. Los docentes no tienen problema en decir «yo paso a recogerlo» cuando se les ofrece un apoyo y entonces tampoco les importa la hora ni si es fin de semana, ellos solo esperan saber que usted les va a dar algo para sus alumnos y llegan porque llegan ya que su objetivo lo tienen bien claro: un chispazo de alegría para sus alumnos y más si saben que muchos de ellos no recibirán nada en estas fechas navideñas.

Estos docentes son la muestra real de aquello que decía el pedagogo Sujomlinski respecto a que la escuela no pone fin a la infancia sino que incluso le restituye la infancia a aquellos niños que, por algunas razones u otras, no la han disfrutado en el seno de sus familias, y esto es gracias a esos maestros humanistas que nunca olvidan que alguna vez fueron niños.

La voluntad de ayudar es una constante en el pueblo mexicano y mal se ha hecho cuando esta se quiere forzar por indicaciones de autoridades que piden o descuentan a los trabajadores para regalar con sombrero ajeno.

Es tiempo de dar y oportunidades hay muchas pues a donde volteemos vemos una necesidad, así que cada quien a donde el corazón le indique, pero si por alguna razón desconfía de políticos u otras instituciones como el Teletón por poner dos ejemplos, pues yo sí le puedo asegurar que donar para una posada escolar es garantía de que hará feliz al menos a un niño y a un maestro además de que su donación no se desviará a ningún lado ni contribuirá a la presunción de personas que solamente buscan el reflector y el aplauso.

Retomemos estas fechas enfocándonos en ver y sentir el alma infantil. No es tan complicado hacerles nacer una sonrisa y al hacerlo usted también sonreirá.